1910 – 1960

REORIENTACIÓN DE PATAGONES

La Consolidación de la Ocupación de las Tierras del Interior del Partido

La prosperidad de que disfrutaba Carmen de Patagones desde la década de 1880, comenzó a detenerse a principios del siglo XX, debido al tendido del ferrocarril desde Bahía Blanca al Neuquén y especialmente, desde 1910 por la apertura del Puerto de San Antonio Oeste.

La primera de estas obras restó a Patagones buena parte de sus mercados valletanos, mientras que la segunda hizo lo propio con los de la meseta rionegrina. Las alternativas económicas que se intentaron para superar el ya agotado ciclo de Patagones como importante núcleo comercial y de servicios fracasaron, dando lugar a un estancamiento, morigerado por la ocupación de las tierras del interior del Partido de Patagones.

Ya a fines del  siglo XIX, la elite dirigente nacional comenzaba a plantearse la expansión de la frontera agropecuaria a través de la irrigación de tierras subdivididas en predios de reducida superficie. La mirada crítica sobre los resultados del modelo productivo de la pampa húmeda asentado en los grandes latifundios incidía en este nuevo enfoque. Esta mentalidad de los grupos dominantes tiene su correlato en los proyectos que desde 1899 incluían la incorporación de tierras bajo riego en la zona de Guardia Mitre y Patagones.

En el año 1906 la Provincia de Buenos Aires encomendó al ingeniero Carlos Wauters un proyecto para regar las tierras del sur del Partido de Patagones. Previamente los ingenieros César Cipoletti y Julio  Figueroa habían realizado estudios sobre el particular. En ese mismo año, por iniciativa de Wauters, se creó una chacra experimental en Patagones a fin de estudiar la clase de cultivos para los que serían aptas las tierras del distrito y la cantidad de agua que aquellos precisarían.  El proyecto finalizado en el año 1908 preveía el riego de 400.000 has. En el Partido de Patagones y más de 100.000 sobre Guardia Mitre en el Territorio Nacional del Río Negro.

Algún factor aún no dilucidado hizo que el proyecto no se ejecutara en ese momento. En las décadas de 1940 y 1970, nuevamente se reformuló el proyecto con una realización que parecía inminente, pero constituyendo sólo eslabones de una larga cadena de sueños, reclamos y frustraciones.
   
En esta etapa  se produjo una nueva fase en el proceso de colonización, en la que la actividad dejó de ser oficial para dar paso a la faz privada, es decir a la colonización particular efectuada por quienes poseían grandes extensiones de tierras que subdividían para arriendo o venta a largo plazo. A partir de 1910 se manifestó el accionar  de los terratenientes y las compañías privadas de colonización y así, a finales de esa década Eduardo y Julio Mulhall vendían al empresario Hugo Stroeder 30.000 hectáreas en la zona conocida como Tres Bonetes. Este paraje estaba dotado de un muelle por el cual se extraía la producción de granos hasta que se consolidó la presencia del ferrocarril.

En general, el éxito de la empresa dependía de que se lograra incorporar un número suficiente de colonos para garantizar la mano de obra necesaria, sin dejar de lado el hecho de que el dominio del medio implicaba el desmonte en condiciones técnicas que hacían de ello una tarea de titanes, en condiciones poco menos que inhumanas. Si bien continuó la actividad ganadera a expensas del lento proceso de desmonte hacia el Oeste, fue la expansión de la agricultura de secano la que imprimió su sello al  nuevo paisaje rural.

En la zona del Colorado, en tanto se construyó una serie de canales de riego, sin un plan global definido. Las grandes crecientes que este curso fluvial sufrió en 1914 y 1915 arrasaron con la endeble infraestructura y postergan la aparición del paisaje de agricultura intensiva bajo riego.
También para esa época se producen los grandes remates de tierras fiscales para arrendamiento. Vale recordar que hacia 1910 el estado provincial poseía 330.000 has. en el Partido. 

Este proceso fue sustentado por el tendido del ferrocarril desde  Bahía Blanca, originando la creación de centros urbanos con distinto grado de vinculación con Carmen de Patagones, cabecera del Partido.

La colonización atrajo migrantes nacionales y extranjeros. Respecto de la población, resulta notable en esta etapa el estancamiento de Carmen de Patagones y a la vez el crecimiento del interior. En 1914, la cabecera contaba con 5.204 habitantes y en 1947, con 5.423. En cambio, el interior del Partido pasa de 3.084 a 9.684 en los mismos años.

A partir de la década del 20, en tierras de grandes terratenientes y compañías privadas de colonización como las de ya mencionados Mulhall, Stroeder y Pradere, surgirán colonias sobre la base de predios de 10.000 hectáreas, que serán subdivididos para la aparición de las colonias San Carlos, La Graciela, La Celina y  La Juanita , entre otras.

En 1925 el gobierno provincial comenzó a  otorgar franquicias y bonificaciones para los arrendatarios que se dedicaron al cultivo de trigo. Esto contribuyó a atraer a colonos que venían de experiencias no muy felices en el sudoeste pampeano y en la Zona de Coronel Suárez, los llamados “alemanes del Volga”. Buscando establecerse se empleaban como mano de obra barata para las tareas de desmonte y el posterior cultivo de cereales, hasta que daban con un pedazo de tierra. Además de los vascos, italianos y españoles instalados previamente, se suman los procedentes del centro de Europa que se ubican entre Pradere y Villalonga y algunos sirio- libaneses preferentemente dedicados al comercio.
             
En 1932 el gobierno se vio obligado a determinar una progresiva reducción de las áreas sembradas a raíz de las grandes sequías agravadas por el uso irracional del suelo que habían llevado a muchos colonos al hambre y la desesperación. Llegando a fines de la década a un paisaje pastoril extensivo.

A mediados de la década de 1930 se inició un tímido movimiento del estado provincial que pasó a cumplir un rol más activo en este proceso, al crear en 1936 el Instituto Autárquico de Colonización. En la década de 1950 surgen las colonia “San Martín” y “7 de Marzo” en la zona de C. Cagliero y J. B. Casás.

El crecimiento de la población rural que muestra el censo de 1947 se materializa en el  surgimiento de pueblos como Juan A. Pradere, Villalonga, Stroeder, caseríos como Cagliero (inicialmente denominado Maciega)  y José B. Casás y estaciones ferroviarias hoy prácticamente despobladas, como Igarzábal y Emilio Lamarca. Bahía San Blas, una villa marítima, es la única población que no responde al esquema de poblamiento generado al influjo del ferrocarril.

El ferrocarril, que llegó a Pedro Luro en 1909 y a Stroeder en 1913, se comportó como un elemento dinamizador en el proceso de ocupación del espacio y al mismo tiempo estructurador de un modelo lineal de poblamiento. A Carmen de Patagones arribó en el año 1922 luego de masivos y reiterado reclamos de los vecinos. La navegación marítima no pudo competir con el ferrocarril. En principio porque la barra de la desembocadura jamás fue dragada, constituyéndose en un condicionante clave. El tren poseía una certidumbre y regularidad de las que carecía el transporte marítimo que concluyó en el año 1943. En 1950 se clausuró también la navegación fluvial, con lo que Patagones perdía su puerto. Antes, en 1932 se había inaugurado el puente ferrocarretero que une ambas márgenes.

En la década de 1960, el valle inferior del río Negro ingresó en una nueva etapa. El desarrollo de la administración pública viedmense, merced a la provincialización del Territorio del Río Negro, y el auge de la agricultura en el Partido de Patagones dinamizaron la región, convirtiéndola en receptora de migrantes de distintos puntos del país. Especial relevancia numérica adquirieron los provenientes de la “línea sur” rionegrina, mayoritariamente de ascendencia mapuche. En el año 1960, el Partido contaba con 17.010 habitantes, correspondiendo 7.478 a Carmen de Patagones, 1680 a Villalonga y 1.412 a Stroeder. 

En el otro extremo del Partido en 1960 se da un paso trascendente: por Ley N° 6.245 se establece el Proyecto CORFO – Río Colorado.